Dile al tiempo que dejamos,
tantos rostros al olvido,
cuántas manos estrechamos,
cuánto tiempo vivido,
cuánta nostalgia junta,
de mi patria tan lejana,
y un amor que se pregunta,
desde su fría ventana,
tomarás aquel camino,
que el tiempo te hizo andar,
regresarás al destino,
donde aprendiste a volar,
y verás las viejas calles,
y aquel triste palomar,
y entre montañas y valles,
donde el sol solía asomar,
y de seguro la casona,
donde niño caminaste,
y recordarás a tu nona,
la que en tu pueblo dejaste,
y el lamentar de las olas,
de torrente embravecido,
con sus bellas caracolas,
caminante amanecido,
y a lo lejos la tristeza,
de su faro solitario,
que asemeja su belleza,
entre tus pies y su acuario,
y entre el sombrio cemento,
del muelle que dormido,
pescador que va contento,
y entre su pecho dolido,
y en mi playa y mi isla,
muere el sol sin razón,
ya mi cuerpo se aisla,
de mi absurdo corazón,
Dile al tiempo que dejamos,
tantos rostros al olvido,
cuántas manos estrechamos,
cuánto tiempo vivido...
tantos rostros al olvido,
cuántas manos estrechamos,
cuánto tiempo vivido,
cuánta nostalgia junta,
de mi patria tan lejana,
y un amor que se pregunta,
desde su fría ventana,
tomarás aquel camino,
que el tiempo te hizo andar,
regresarás al destino,
donde aprendiste a volar,
y verás las viejas calles,
y aquel triste palomar,
y entre montañas y valles,
donde el sol solía asomar,
y de seguro la casona,
donde niño caminaste,
y recordarás a tu nona,
la que en tu pueblo dejaste,
y el lamentar de las olas,
de torrente embravecido,
con sus bellas caracolas,
caminante amanecido,
y a lo lejos la tristeza,
de su faro solitario,
que asemeja su belleza,
entre tus pies y su acuario,
y entre el sombrio cemento,
del muelle que dormido,
pescador que va contento,
y entre su pecho dolido,
y en mi playa y mi isla,
muere el sol sin razón,
ya mi cuerpo se aisla,
de mi absurdo corazón,
Dile al tiempo que dejamos,
tantos rostros al olvido,
cuántas manos estrechamos,
cuánto tiempo vivido...
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